Estallido digital
Camila Sánchez Lecaros Directora Emprendemos +
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Camila Sánchez
La pandemia mundial ha sido como un balde de agua fría para el mundo completo y todavía no logramos “entrar en calor”. Desde la incertidumbre económica mundial Y la amenaza sanitaria, a la inconformidad social y hasta la desconfianza en la información. El mundo que habitábamos está sufriendo cambios y lo experimentamos todos los días.
Desde una vereda comunicacional y emprendedora, observo cómo se están gestando mutaciones que significarán transformaciones que beneficien y perjudiquen al mismo tiempo a distintos actores, pero que nos dejarán grandes enseñanzas. En la década pasada, Google (también propietario de YouTube) crecía como espuma gracias a su modelo de anuncios publicitarios en el motor de búsqueda. Más tarde, evolucionó priorizando a los negocios más consolidados al subir precios a los anunciantes. Posteriormente surgió Facebook, dándole espacio y diversificación a todos esos negocios pequeños que quedaron rezagados a través de espacios accesibles suponiendo un desafío no menor para Google.
Hoy Facebook (dueño también de Instagram + Whatsapp) enfrenta una crisis reputacional y de confianza (“trust crisis”, como la misma compañía declaró). Están vivenciando un boicot publicitario que responde a sus políticas en moderación de contenidos dañinos. Compañías grandes como Coca Cola, Hersheys, Verizon, North Face, Patagonia, entre otras, están dejando de publicitar en la red de Zuckerberg. Las razones son múltiples: no tomar acción apropiada contra el discurso de promoción del odio y obtener ganancias de ello, dejar que el algoritmo no modere temáticas sociales delicadas y desinformar.
La fuga de grandes marcas, sumada a los anunciantes medianos y pequeños que están diversificando el uso entre varias plataformas digitales, le está significando una pérdida de ingresos importantes a un gigante como Facebook. Si observamos la evolución del ecosistema publicitario digital, el paso natural es que aparezcan “otros Facebook” a hacerle competencia y así democratizar aún más el panorama digital. Hay otros que creen que sólo será momentáneo y que el monarca de las redes sociales seguirá con su reinado.
Aún estamos esperando el desarrollo de este “estallido digital”, pero por mientras podemos sacar buenas conclusiones y enseñanzas en el camino. La monopolización digital pareciera funcionar igual que la análoga: mientras mayor diversificación y competencia existe en el mercado, mayor beneficio para todos los protagonistas. No debemos nunca “poner todos los huevos en la misma canasta”, ampliar el espectro de oportunidades significa menor riesgo. Podemos notar también que la colaboratividad entre las masas tiene un poder enorme que mueve la aguja de cualquier escenario. Cuando se juntan muchos a modificar forzosamente algún aspecto, lo logran.
Vivimos una época de cambios constantes y sensibles que obligan a tomar conciencia de los errores y de lo que debe cambiar.